Uno de los consejos más comunes que se les suele dar a los aspirantes a escritores es: Lea. Lea mucho. Lea todo. Este consejo viene de escritores consagrados, de maestros, de aficionados, de cualquiera. Sin duda, si usted quiere escribir novelas de ficción, debe leer novelas de ficción. De hecho, la razón por la que usted quiere escribir es probablemente la lectura que ha hecho. Pero, exactamente ¿qué es lo que se supone que obtenemos de la lectura de libros escritos por otros? ¿Y cómo es que esa lectura puede hacerle mejor escritor?
“Si no otra cosa, la lectura de un montón de ficción mal escrita le dio una lección indeleble de lo que constituía exactamente la ficción mal escrita”. En 1Q84, de Haruki Murakami.
Lo mejor de la lectura de un mal libro es que la mala escritura es fácil de detectar. Usted no necesita un máster en filología para saber cuándo algo no está funcionando. Fraseo descuidado, largos párrafos de exposición aburrida, argumentos que no tienen mucho sentido: cuando usted lo ve en la página, negro sobre blanco, resulta bastante obvio. Y entonces usted empieza a detectar esas cosas en su propio trabajo (en una especie de revelación se dice: Oh, yo también hago eso). Pero hay que tomar en cuenta que esta terrible cosa que usted está leyendo ya ha sido publicada. Lo que indica que puede haber sido leída e incluso disfrutada por mucha gente.
A pesar de la cantidad de cosas que usted eche en falta en un mal libro, es probable que también encuentre algunas cualidades. Quizás usted no pueda valorar esos aspectos positivos, pero algunas personas si lo hacen, y ellos los valoran más que a la gramática y la sintaxis. Entender y aplicar esas cualidades son una gran parte de lo que significa dominar el arte de la escritura.
Porque no importa qué género le interesa escribir o cuál es el estilo por el que usted se siente atraído, usted debe contar una historia en sus escritos. Una interesante, de ser posible.
En cualquier caso, los malos libros le pueden mostrar las cosas que debe evitar hacer, pero eso no necesariamente hará que merezca la pena leer su historia. Incluso si usted sabe cuál es el camino que debe evitar, eso que no le dice automáticamente cuál es la mejor ruta para llegar a su destino.
Es aún mucho más difícil aprender algo de la lectura de un buen libro. A menudo, el escritor es tan bueno que no se puede decir realmente qué es lo que está haciendo tan bien. Como en el trabajo de un maestro artesano, todas las uniones son invisibles. Y encima de eso, a medida que usted lee esas obras maestras, concentrándose en cómo las cosas van encajando a la perfección, se encuentra arrastrado nuevamente dentro de la historia, incluso si es la enésima vez que la lee, y es entonces que se olvida de que se supone que debería estar aprendiendo algo, y se dedica a disfrutar .
De alguna forma, los buenos libros pueden estar enseñándole algo sin que usted se dé cuenta. Quizás usted tenga suerte, absorba las buenas técnicas por ósmosis y al final resulte ser un mejor escritor, y muy probablemente una mejor persona, sólo por haber leído una gran historia. Pero si de verdad usted está buscando impulsar sus propias habilidades como escritor hasta siguiente nivel, es necesario que ponga algún esfuerzo de su parte. Claro que es mucho más fácil dejar que alguien más haga el trabajo de investigación y análisis de una obra, y luego estudiarse la conclusión a la que llegue.
Pero esa será la conclusión a la que llegue quien analizó la obra. Si tiene suerte también será correcta para usted. Pero quizás no lo sea.
Tomar un libro y diseccionarlo para ver cómo funciona lleva mucho tiempo y esfuerzo, y no todo el mundo está interesado en hacerlo. Tratar de absorber todas las enseñanzas que nos brinda una obra maestra a la vez puede ser abrumador, y un proceso muy lento.
Una técnica muy buena es enfocarse en un aspecto específico de su escritura que usted quiera mejorar. Tal vez el ritmo, la tensión, la sensualidad, la acción, cómo escenificar correctamente una conversación telefónica, la descripción de un paisaje sin llegar a ser aburrido… sea lo que sea. Usted trate de ser específico y tener en mente qué aspecto es el que quiere mejorar de su escritura. Luego vaya y lea cualquiera de los libros de esa larga lista que tiene para leer. Y en algún momento, sin duda alguna, se encontrará un excelente ejemplo de lo que está buscando. Siempre sucede, hasta en el más improbable de los libros.
El simple hecho de reducir su enfoque permite que su mente encuentre lo que busca en un libro, porque tiene claro qué es lo que está buscando. Especifique lo que es, y comenzará a aparecer por todas partes. Y puede estar seguro que ver cómo diferentes autores abordan el mismo tipo de cosas le abrirá la mente.
Y usted ¿Cómo logra aprender de los grandes libros? ¿Investiga, desmenuza, analiza? ¿Sólo absorbe la buena prosa esperando que algo se le pegue? ¿Tiene algún consejo práctico?
laura antolín dijo:
En los libros que a mí me parecen buenos me interesa más que nada el tono, el ritmo y la atmósfera. No desmenuzo; me sumerjo. Al salir, algo se me habrá pegado aunque sea en el inconsciente.
Cuando leo otros que no me parecen tan buenos, subrayo mentalmente esos defectos de los que no quisiera contagiarme.
Al releerme a veces pienso, eso no está del todo mal; otras, eso hay que borrarlo ya, es horrible. Y sueño que algún día alguien se sumerja en mis atmósferas y que, al salir, no quiera sacudirse como un perro mojado.
escrilia dijo:
Es muy bueno que vayas «afinando el oído» para reconocer cuándo algo no funciona en tus propios escritos. Yo creo que es una de las mejores cosas que se nos puede «pegar» de leer buena prosa.
laura antolín dijo:
Gracias, escrilia.
Rubèn Enrique Rojas Arriagada dijo:
Al igual que en la música selecta, los compositores lo hacían con el fin de edificar al hombre, alimentar su espíritu, supongo q en la literatura es igual, al menos así lo capto yo; pero para mí, más que nada, se trata de disfrutar una buena lectura. Sumirme en ella al punto de creer ser el protagonista o cuando menos vivir la historia. Como cuando leí Viaje al centro de la tierra; ¡guau!, hasta creía experimentar físicamente la fatiga de la caminata, oler la vegetación descrita, etc, etc, en fin. Y cuando escribo, sin duda saldrá algo de lo cual me he nutrido, solo espero que del mas allá no me llegue un «paipaso» -creo que se dice- diciéndome: ¡Escribe algo mejor hombre!, ¿acaso eso es todo lo que aprendiste de mi?. Que estén bien, NAMASTÈ.
Rotze Mardini dijo:
Reblogueó esto en El Arte De Escribir.
contijj dijo:
Reblogueó esto en JJ Contiy comentado:
Consejos
moisesrivas dijo:
Hasta el sol de hoy, siempre esperé estar aprendiendo mientras disfrutaba. Creo que a veces intentar aprender me estresa. Pero me gustó el consejo de buscar un aspecto específico que quiera mejorar y encontrarlo en medio de la lectura.
Muy buen post, como todos.
escrilia dijo:
Gracias Moisés, también busco quitarle estrés a mi vida. Ahora que lo pienso casi todo lo que hago apunta a eso… y a disfrutar de los momentos de felicidad. La lectura y la escritura ayudan mucho.
Fénix dijo:
Durante la lectura de esta entrada estuve pensando que me parecía auténtica literatura. Mi enhorabuena.
Hace pocos años que leo ficción de forma regular, pero lo hago con parsimonia y deteniéndome constantemente, para analizar lo que el autor hace. Si una editorial de renombre ha publicado su manuscrito, será que algo hace bien, y leyendo a baja velocidad he conseguido comprender qué recursos utiliza cada autor (no suelo releer, porque tengo muchos libros por leer y me sobra ceremoniosidad para hacerlo).
Hace tres meses disfruté leyendo «Memorias de una geisha», y en particular, recuerdo con admiración y gran sabor de boca la forma en que Arthur Golden firmó el final de Hatsumomo en la novela. Fue una delicia y el bordado perfecto para un personaje tan poderoso.
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